“Le mouvement”: la exposición que marcó el inicio del arte cinético

En 1955, la exposición “Le mouvement” se interesó por la promoción de un nuevo concepto de arte surgido de las posibilidades que ofrecía la ciencia en cuanto creación e impacto social. A través de la exploración de varias acepciones del movimiento, la muestra propuso una visión muy completa del momento más actual del arte. Artistas que se iniciaban entonces como Soto o Agam hasta los ya consagrados como Calder o Duchamp se incluyeron en la selección.


La promoción de un nuevo concepto de arte

En el París de la posguerra, la galerista Denise René (1913-2012) asumió la promoción de nuevas expresiones para el arte contemporáneo. En la primavera de 1955, inauguró una exposición que abrió caminos para el relanzamiento definitivo del arte abstracto geométrico. Conocida como “Le mouvement”, la muestra reivindicó los aportes de la ciencia en el estudio de la energía y sus posibilidades de un mayor impacto y alcance en lo social.

Mediante el fomento de las ilusiones ópticas y las impresiones retinales, la exposición contribuyó a promover un nuevo concepto del arte y crear un movimiento: el cinetismo, el cual, junto con el op art, tendría un papel de dominio dentro de las tendencias del arte internacional durante los siguientes quince años. 

La exposición, además de dar cuenta de las posibilidades artísticas del movimiento más allá de la pintura y la escultura, otorgó también especial importancia al cine como un territorio para enrumbar la búsqueda de nuevos impulsos, posibilidades y oportunidades para el arte.


Tres vertientes del movimiento

Si bien el tema común de la exposición fue “el movimiento”, este declinó en tres tendencias diferenciables: las obras que se revelaban íntegramente a medidas que el espectador recorría la galería (Agam, Soto y Vasarely); las que se modificaban por una participación directa del espectador (Agam, Bury y Robert Jacobsen) y las que incluían motores eléctricos para lograr la autopropulsión (Tinguely). El enlace histórico a los experimentos de la primera vanguardia artística quedaba representado por la Rotary Demisphere de Duchamp y dos móviles de Calder.

La exposición ofreció un breve catálogo que incluyó un texto de Vasarely, conocido luego como el Manifiesto amarillo, que proclamaba el rechazo a la pintura de caballete y la obra única, al tiempo que anunciaba una idea de la difusión colectiva de la obra de arte a través del múltiple.


Un diálogo de generaciones

La muestra incluyó la obra de artistas que iniciaban su trayectoria como Yaacov Agam, Pol Bury, Jesús Soto, Yves Tinguely y Victor Vasarely, junto con otros ya consolidados como Alexander Calder y Marcel Duchamp.

Aquella lista de artistas proponía un diálogo de generaciones que favorecía el sentido de continuidad dentro de la historia del arte, lo cual a su vez legitimaba las investigaciones de los más jóvenes creadores.


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