Desde principios del siglo XIX, las cridas o pregones, aquellos anuncios que un funcionario hacía en una plaza precedidos de un toque de corneta, comenzaron a ser acompañados y luego sustituidos por los bandos. Estos eran documentos impresos que se colocaban en distintos puntos de la ciudad y que desde entonces se convirtieron en una de las formas oficiales del poder municipal en España para comunicarse públicamente con sus vecinos. Se usan para hacer aclaraciones a las normas en vigencia, recordar la obligación de cumplirlas o recomendaciones para la buena convivencia ciudadana. A pesar de su lenguaje institucional, el bando tiene una naturaleza eventual y cotidiana que lo hace de gran interés para estudiar la historia social y cultural de una comunidad. El Museu d'Història de València ha reunido cincuenta de los bandos que se publicaron en esta ciudad desde 1800 hasta la actualidad en una exposición que lleva por título “La veu de la ciutat. Dos segles de història a trav
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