A lo largo del siglo XX, varios artistas buscaron reflejar el carácter industrial y científico de la cultura que les había tocado vivir. Animados por inventos como la fotografía, el cine y el video; medios de transporte como el automóvil o el avión; instrumentos de comunicación como el telégrafo, el teléfono, la televisión y el ordenador; y el cúmulo de electrodoméstico a su alrededor, la obra de estos artistas adquirió la impronta de un gran mecanismo y sus talleres la de verdaderos laboratorio de experimentación. Una de las primeras imágenes al comienzo de la exposición es elocuente. Tiene que ver con el deseo de volar. Pero no se trata de un ideal romántico. Aquí alude más bien a un empeño de superación a través del trabajo, y por lo tanto, de la técnica, tal vez de la razón. El contenido de esta primera sala nos informa del cambio que experimentó la sociedad como consecuencia de la revolución industrial: la máquina, la torre, la fábrica, la telecomunicación y el individuo entregado
el arte que nos rodea