El mundo contemporáneo se halla ante un exceso de imágenes producto de la masificación de la cámara fotográfica y el auge de las redes sociales. Esta situación revela nuestra incapacidad para lidiar con el enorme tamaño que ha adquirido la iconosfera moderna. Tales premisas podrían ser útiles para abordar el esfuerzo de Julian Opie (Londres, 1958) en generar una imagen simplificada de la figura humana que estabilice en la memoria su infinita variedad sin menoscabar la singularidad del motivo representado. Simultáneamente, este interés ha estado acompañado de un empeño en desmontar las tensiones entre nociones de alta cultura y cultura popular, originalidad y autoría, lo cotidiano y lo ideal. Julian Opie ha alcanzado el reconocimiento internacional por un planteamiento desprejuiciado e irreverente de la figura humana. Este enfoque le ha permitido crear una suerte de síntesis extrema de la realidad, caracterizada por un estilo lineal y colorido que combina lo lúdico y lo relajado.
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