La idea para una exposición que aún no se llamaba “The Responsive Eye” fue anunciada en noviembre de 1962. El interés era documentar la evolución del arte perceptual, un camino que se inicia en el impresionismo y llegaría hasta lo que se llamó después el arte óptico. Sin embargo, a medida que avanzaba el proyecto fue tal la proliferación de pinturas y construcciones que en aquel momento empleaban efectos perceptuales que hizo imposible por falta de tiempo y espacio tal visión retrospectiva. Los trabajos iniciales del proyecto a cargo del Museum of Modern Art de Nueva York se basaron en la investigación de George Rickey, quien preparaba un libro titulado Heirs of Constructivism, y en el asesoramiento de la galerista Denise René, quien en 1955 ya había presentado “Le mouvement”, una exposición pionera en la historia del arte cinético.
“The Responsive Eye” se inauguró el 23 de febrero de 1965 en el MoMA. El comisariado estuvo a cargo de William C. Seitz, quien era entonces el curador de las exposiciones de pintura y esculturas del museo neoyorquino. La exposición no se limitaba solo a una tendencia, grupo o país, sino que convocó a grupos y artistas de más de quince países de distintas tendencias. Antes de hacer una distinción entre vertientes, el comisariado encontró esencial señalar las características que las pinturas, relieves y construcciones reunidas tenían en común, a pesar de las divergencias de formas, intención, ideología o estilo personal. Muchos de aquellos artistas y grupos eran desconocidos en Estados Unidos en aquel entonces.
Josef Albers y Victor Vasarely fueron los artistas más representados en la muestra, aunque los organizadores aclararon que no por esto se les puede considerar los únicos iniciadores de una tendencia tan variada. Por ello aclararon que también Balla, Malevich y Mondrian tenían que ser considerados como pioneros de algunos aspectos de la abstracción perceptual. Tales aspectos se ramifican en varias direcciones que sobrepasan la definición tradicional de “arte” hasta alcanzar los dominios del diseño gráfico, la tecnología, la psicología y otras ciencias.
El título “The Responsive Eye” fue sugerido por Helen M. Franc, quien se desempeñaba como asistente editorial en el MoMA. Y en esa doble acepción de un ojo que es sensible y receptivo se asoma la idea de que tal “ojo” no se puede considerar únicamente como la esfera anatómica o el inerte instrumento óptico, sino que está investido de toda la complejidad que conlleva el mirar en cuanto pensar, sentir y recordar, por no mencionar el conocimiento incompleto de los billones de nervios y conexiones que lo componen.
La exposición “The Responsive Eye” permaneció abierta al público hasta el 25 de abril y luego hizo una gira por el City Art Museum de San Luis, el Seattle Art Museum, el Pasadena Art Museum, y el Baltimore Museum of Art.
La muestra tuvo una influencia importante en artistas y grupos alrededor del mundo interesados en vincular los aspectos artísticos y científicos del arte perceptual. En el caso español, por ejemplo, afectó la conformación de colectivos artísticos como Antes del Arte (Valencia, 1968).
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