Jon Thompson (1936-2016) fue un académico, curador y artista británico. En 2007 se publicó Cómo leer la pintura moderna (Electa. Traducción de Silvia Alemany). La promesa en la portada de esta obra es “entender y disfrutar a los maestros modernos, de Courbet a Warhol”. En la introducción, el curador Andrew Brighton precisa un poco más esta idea del disfrute:
“El texto de Jon Thompson no nos dice cómo debemos disfrutar de la pintura moderna. Al contrario, nos comunica lo que él piensa cuando contempla estas obras. Nos indica qué clase de textos son los que dan forma a su experiencia. Y nos brinda una compleja mezcla de estos sin que todos ellos figuren en la totalidad de sus descripciones”.
Lo que nos dice Thompson a través de su prologuista es que la experiencia visual y su disfrute proviene de una experiencia de lectura. Es decir, para ver, disfrutar (y entender) una obra (visual) hay que saber, hay que poseer un conocimiento que llega casi siempre mediante el acto de leer. Pero este consejo puede ser confuso si no se sabe muy bien qué leer. Brighton brinda más detalles acerca del sistema de trabajo de Jon Thompson y lo plantea así:
“por un lado, tenemos la historia, la época en la que vivió el artista. Por otro, tenemos la biografía, lo que sabemos de la vida del pintor; la formación o la experiencia que emanan de sus obras. Luego, contamos con la historia del arte, el posicionamiento del cuadro en el contexto de la obra del artista, la obra de estos en relación a otros artistas y otras imágenes, la manera en que el público y las instituciones acogieron su trabajo. Y, finalmente, mencionaremos la deuda que el cuadro tiene con la literatura y las ideas; ¿existe algún texto filosófico, poético, literario o resultado de otras formas artísticas que configuran esta obra o su referente?”.
Para ponerlo en un esquema simple de cuatro pasos, el método de Thompson para entender y disfrutar una obra de arte requiere conocer:
- La época en que vivió el artista.
- La vida del artista, su formación y experiencia en relación con sus obras.
- La historia del arte, la ubicación de la obra en relación con la trayectoria del artista, y de estos en relación con otros artistas y sus trabajos. Aquí se incluye la reacción del público y las instituciones.
- La deuda de la obra con las ideas y la literatura (filosófica, literaria o poética).
Este sistema se confirma en cada una de las entradas del libro, y como bien apunta Brighton en su prólogo, la intención de su autor no es contar todo lo que puede saberse de estas obras. Se trata más bien de una invitación a que el lector explore también sus conocimientos y pueda aportar a ese texto tal vez infinito que se viene elaborando desde siempre a partir de las imágenes.
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