La fascinación por el color de Monika Buch



Nacida en Valencia en 1936, la artista Monika Buch ha mantenido esa conexión con la luz y el color del Mediterráneo, incluso cuando por razones personales o por su actividad profesional ha tenido que establecerse por largo tiempo en Alemania o Países Bajos. Su formación como diseñadora en la prestigiosa Hochschule für Gestaltung, en Ulm, le aportó los cimientos para desarrollar una obra de gran valor en el vasto campo del op art.


València y los avatares de la guerra

Monika Buch nació en Valencia, España, el 5 de marzo de 1936. Su familia, procedente de la ciudad alemana de Halle, se había establecido en Valencia a finales del siglo XIX. Allí, su padre Máximo Buch administraba una empresa dedicada a la fabricación de cepillos. A los pocos meses de nacida Monika comienza la guerra civil en España, por lo que ella y su familia fueron evacuadas a Alemania.

En Bad Godesberg, cerca de Bonn, pasaría los siguientes tres años. Al finalizar la guerra su familia decidió regresar a Valencia, pero en el trayecto por el canal de la Mancha, el Reino Unido declaró la guerra a Alemania y el barco tuvo que regresar a Hamburgo. En su afán por volver a España, los Buch viajaron en tren hasta Italia y en Génova embarcaron con destino a Barcelona.


La influencia valenciana y los estudios de diseño

Para Buch, haber nacido y pasado su juventud en Valencia constituye una parte muy esencial de su personalidad, que ha tenido influencia en su desarrollo como artista. Los fundamentos de su educación estética remiten a los colores, la luz y el mar, o los azulejos, mosaicos e influencias árabes que abundan en la ciudad.

Al concluir el bachillerato se trasladó a Barcelona para proseguir estudios en el Colegio Alemán de esa ciudad. Finalmente, su madre le animó a trasladarse a la ciudad alemana de Ulm. En enero de 1956 ingresó a la Hochschule für Gestaltung (Hfg), una importante escuela de diseño, dirigida entonces por Max Bill,  que amplió los aportes de la Bauhaus.

Sobre esta etapa en su vida, afirma la artista: “El ambiente en la Hochschule für Gestaltung era completamente diferente a todo lo que hasta entonces había conocido. El vivir y estudiar en el magnífico edificio de la escuela, diseñado por el arquitecto Max Bill, que entonces era director de la Hfg, me abrió los ojos para lo que es la arquitectura moderna. No solo el edificio sino también los profesores y los estudiantes provenientes de todas las partes del mundo han sido de gran importancia para mi”.

Algunas influencias en esta etapa formativa fueron las clases de teorías y la interacción de los colores a cargo de la profesora Heléne Nonne Schmidt, antigua asistente de Paul Klee en el Bauhaus. Las de Hermann von Baravalle, quien enseñaba la aplicación de la geometría como fundamento del diseño. Y los ejercicios del profesor Tomás Maldonado sobre la percepción de formas y colores, basados en la psicología de la Gestalt.

Posteriormente, Monika Buch estudió pedagogía y psicología infantil en la Universidad de Utrecht.


La búsqueda de una estructura para el color

Las obras de Monika Buch se distinguen por el estudio de la relación de formas y colores, las progresiones de colores en matices finos combinados con estructuras geométricas, y en cómo estas aplicaciones son percibidas.

En sus primeros trabajos las formas eran diseñadas con precisión sobre un fondo oscuro, con una tendencia a generar ilusiones ópticas.

En el caso de las pinturas sobre tela, Buch busca resaltar la estructura para aumentar la sensación de profundidad en el cuadro.

Un aspecto interesante en su trabajo es la aceptación de la obra “imperfecta”. Así, por ejemplo, en Systeem en toeval (Sistema y azar), una serie de obras sobre papel de 1993, usó cuños de diferentes formas y tamaños que dieron lugar a formas exactas pero revestidas de las imperfecciones que produce la variable cantidad de pigmento acumulado en el sello.

En los últimos años ha experimentado con acrílicos y otras tintas aplicadas sobre papel. Sobre esa superficie pinta franjas paralelas horizontales o en diagonal. Luego las corta en tiras verticales de entre diez y veinte centímetros de ancho. Con este material crea una nueva organización según algún sistema que escoja o su libre intuición. Esta segunda etapa puede durar tiempo que le tome quitar y poner tiras hasta encontrar una configuración que le resulte satisfactoria. Se trata de una búsqueda del equilibrio que puede haber entre el orden y el caos. En ocasiones ha llevado esta manera de trabajar a formatos más grandes, empleando para ellos listones de madera. 

Monika Buch siente una predilección por el movimiento, los reflejos y las transparencias y las ilusiones ópticas, pero en todos estos recursos, incluso cuando ha diseñado juguetes, es el color el que ejerce la mayor fascinación.


El diseño de juguetes

Durante unos años, Monika Buch diseñó juguetes para ADO, una antigua fábrica de juguetes ubicada cerca de Utrecht.

Este interés por los niños la llevó a trabajar en un proyecto de educación especial para niños de familias desfavorecidas, y fue en este contexto que se dedicó por diez años al diseño de materiales y juegos didácticos.


Créditos de la imagen de inicio:
Monika Buch, en València, sin fecha. Foto: Martinaluc, via Wikipedia

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