El pintor Tomeu Coll explora la relación entre el arte y la palabra


El principal objetivo de la pintura sería aspirar a una independencia semántica. Un territorio propio en que resulte accesorio cualquier suma de palabras para explicarla. Se trata de contener una idea o un sentimiento en una imagen que sea capaz de aclarar nuestra forma de entender el mundo o por lo menos que ayude a cambiar el modo en que formulamos las preguntas que sugieren nuestras dudas.

En la segunda mitad del siglo XX, algunos artistas encontraron en la música una analogía para otorgar a las expresiones visuales tal autonomía significativa y sensible. Otros, desde entonces y hasta acá, han hecho de la palabra literaria, especialmente la poesía, una vía para explorar la dimensión subjetiva y el alcance social que se espera de toda obra de arte.

Esta vertiente de la pintura parece no dudar en volver a relacionarse con historias que son un tanto ajenas a la esencia de su universo creador, pero lo hace desde el eco caligráfico, sonoro y cultural de las palabras que sirvieron a otros en la tarea colectiva que entraña la construcción de imágenes.

El pintor Tomeu Coll (Lloseta, Baleares, 1979) explora esta relación entre arte y palabra a través de la obra reciente de los poetas Pere Joan Martorell (Lloseta, Baleares, 1972), Lucia Pietrelli (Candelara, Italia, 1984), Laia Martínez (Berga, Barcelona, 1984) y Manel Marí (Ibiza, 1975-Valencia, 2018). Se trata de un proyecto que comenzó a gestarse a mediados del 2017 y que con el nombre de “Bipolaritat” se presenta en Octubre Centro de Cultura Contemporània. Allí se reúnen veintidós obras entre pinturas de mediano y gran formato y algunos trabajos sobre papel que se agrupan según el manejo simbólico y cromático atribuido por Coll para cada escritor.

El artista toma como punto de partida los poemarios “Mitologia” de Martorell, “V” de Pietrelli, “Afollada” de Martínez y “Tavernàries” de Marí. Estos autores dieron su consentimiento para que sus poemas, y con ellos sus ideas, sentimientos y opiniones, sirvieran de hilo narrativo a las obras de la exposición. Mediante una técnica que combina pigmentos y materiales diversos sobre tela, Coll despliega un vocabulario de signos figurativos y geométricos a lo largo de una impronta pictórica muy cercana a la abstracción lírica.

Con este bagaje el pintor busca establecer polaridades de carácter volátil y temporal que más allá de su tensión inherente pueden acoger también momentos de bienestar. Coll enumera las parejas que le interesan: “la soledad y la masificación, el taller y la calle, la familia y el egocentrismo, el poema y el lector, la abstracción y la figuración, la realidad y los sueños, la voluntad y el deber, el cuadro y el espectador, la palabra y la imagen”. Más que detenerse en su aparente contradicción o de tomar partido por una de ellas, el artista parece interesarse por el espacio generativo que puede subsistir entre tales oposiciones.

“Tomeu Coll. Bipolaritat”. Octubre Centre de Cultura Contemporània. Del 21 de junio al 21 de julio de 2018. Más información en: www.octubre.cat.

También te puede interesar (enlaces patrocinados):
Pere Joan Martorell (2016). Mitologia. Lleonard Muntaner Editor.
Lucía Pietrelli (2016). V. Eumo. 
Laia Martínez (2016). Afollada. LaBreu Edicions.
Manel Marí (2016). Tavernàries. Edicions Bromera.

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